11 de febrero 2025. Cebúes y reflexiones africanas...
Los cortes de luz son constantes y hoy, después de varias horas, los teléfonos y ordenadores se nos han quedado muertos. Menos mal que tenemos a Nacho con su súper batería, que al menos nos permite estar conectados entre nosotros.
Las bajas médicas están mejor,
aún así las dejamos hoy descansar para que se acaben de recuperar y se nos une
Elvina al equipo conformado por Manu, Alexa, Berta, Mabe, Monti e Isa. Estamos
a tope!
Hoy toca sobre todo hacer cebúes,
ya que vamos a una zona que es mucho más rica en agua y permite criar animales
en mejores condiciones. Hay un gran lago y, además, el agua aflora por doquier.
De hecho, abunda el cultivo de arroz. Así que no sorprende el excelente estado
de carne que presentan estos animales.
Nos cunde mucho el trabajo porque
solo vamos a 4 sitios en los que agrupan a muchos animales. Los cebúes los
llevan a lugares donde hay construidas mangas de manejo, aunque sean precarias…
sino es imposible tratarlos. Aún así hay que pelear de lo lindo para poder
meterlos en la manga. Son congregaciones de animales con muchísima gente, que
nos rodea para observar nuestro trabajo, somos una gran atracción para ellos!
Entre un punto de trabajo y otro
disfrutamos del paisaje africano y observamos la vida de la gente. Una de las
cosas que más me gusta de África es que todo se vive cara al exterior y todo se
comparte. A los chicos les sorprende que aquí todo el mundo te salude al pasar
con el coche por los poblados, cuando en Europa ya no nos saludamos aunque
subamos en el mismo ascensor!
Después de haber visitado muchas
veces este maravilloso continente, ahora hacía 5 años que no venía, y lo echaba
muchísimo de menos, ahora, estando aquí me doy todavía más cuenta. Y ya que sé
que este blog lo estáis leyendo mucha gente nueva, me gustaría transmitir un
poco mis sensaciones sobre África….
La vida en África puede parecer
dura desde la distancia, sin embargo, a mí la que me parece dura es nuestra
vida cuando la veo desde aquí… Amontonándonos en las ciudades, nos hemos
alejado de la naturaleza y hemos perdido el contacto con la realidad de la
vida. En África todavía perviven los valores más básicos de solidaridad,
generosidad, compañerismo… La gente vive relajada, trabajan para subsistir,
pero este intenso calor no permite grandes aceleraciones… El campo se sigue
trabajando a mano, pero cada familia tiene parcelas pequeñas para cultivar. En occidente
nos pasamos la vida trabajando a un loco ritmo acelerado para intentar
conseguir nuestra casita en el campo con nuestro jardincito para cultivar y
vivir tranquilos… justo lo que hacen ellos durante toda su vida! Con tanta
productividad hemos perdido el norte de lo que es realmente la vida.
No voy a decir aquí que todo es
maravilloso en África y que no hay nada que mejorar, pero sí que me gustaría cambiar
la imagen que en occidente se tiene de este continente. Hoy transitando por las
horribles carreteras que tienen en el país, pensaba en esa metáfora… ellos
tienen una vida llena de obstáculos que van sorteando con trabajo y una alta
dosis de paciencia y resignación, pero la vida, como la carretera, es entretenida
y nunca sabes lo que te vas a encontrar a la vuelta de la esquina… cada día es
una aventura. Sin embargo, en Europa, con nuestras maravillosas autopistas
tenemos todo controlado, pero vamos corriendo a todas partes y no disfrutamos el
camino… Esa es la impresión que yo tengo.
Al acabar el trabajo en el último poblado, nos invitan a comer arroz con pescado en una de las casas. Es una buena casa de ladrillo lavado y tejado de chapa y con buenos muebles en su interior.
Hoy es un día bastante relajado y
a las 14.00 ya hemos acabado y vamos camino de la Misión. En el trayecto
intercalamos la música malawiana con la española y el mix nos hace el camino
entretenido.
La tarde en la misión la
aprovechamos para descansar, asearnos y trabajar un poco. A última hora nos
vamos a ver a Nacho al Hospital, donde están observando los coprológicos al
microscopio, y aprovechamos para darnos un paseo vespertino por la zona. Risas
con Nacho y su descorne en el coche, cortesía de Paula.
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